La terapia comienza con un masaje terapéutico personalizado, diseñado para aliviar puntos de dolor, desbloquear zonas tensas y relajar profundamente el cuerpo. La terapeuta adapta la intensidad y el enfoque del masaje según tus necesidades específicas.

Simultáneamente, se incorporan instrumentos de vibración terapéutica como los cuencos tibetanos, el monocordio o la cuenca de cristal, cuyas frecuencias armónicas penetran suavemente en tu campo energético. Estos sonidos no solo acompañan el masaje, sino que potencian su efecto a nivel nervioso, celular y emocional.